tuve que negarle mis besos porque su boca olía a cáncer y su nariz ya se había ido hacia un lado. escribió nuestro adiós con polvo blanco en algún cristal. estos días camina tambaleando y nunca le pude explicar lo que pasó. tampoco creo que aún entienda. un romance para relatarlo en un libro.
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tuve que inventarme alguna excusa que no recuerdo para poder sacarlo. las cosas pasaron rápido porque teníamos los ojos cubiertos con rollos largos de ASA400 y 16 milímetros. todo acabó cuando empezó a tratar de vestirse como yo. fue un romance pasajero.
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tuve que evitarlo por completo pues si no me mataba, lo mataría primero yo a él. siempre pensamos en la eternidad y ahora es como si nunca nos conocimos. me da pena. "pues no sea pene" me enseño él a decir hace muchos años como respuesta. igual decía su mejor amigo cuando me trataba de besar el cuello y él no se daba cuenta. un romance para contarle a mis hijos y a mis nietos.
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tuve que explicarle cómo las cosas no pueden funcionar. quiero que sepa que nada fue una pérdida de tiempo y que a veces no contesto porque me cansé de hablar; que tengo otras cosas en la cabeza que un niño no puede entender y que normalmente busco la lujuría en cuerpos más creciditos. un romance para contárselo a las almohadas.
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tuve que dejarle saber que no quería nada de esa índole, que mis fantasías sexuales no tienen absolutamente nada que ver conmigo misma; que no me gustan los halagos ni las visitas imprevistas a las dos de la madrugada. ojalá pueda entender que me aburro fácilmente y que se agradecen los intentos. un romance para contarle a mis mejores amigos.
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