Wednesday, October 15, 2008

iv: la nueva chica bond




I-NES-TA-BI-LI-DAD -

iv
la nueva chica Bond

en cádiz pasé el dia entero en un torbellino de mil pensamientos.  

pensé comer aceitunas solas por primera vez en mi vida, pero dejé que mi mañosería se apoderara y por dos segundos me olvidé que probablemente jamás comería aceitunas tan auténticas.  después de comer (más jamón...) nos sentamos en las escaleras de la plaza frente a una iglesia, cosa que me hizo recordar los tiempos viviendo en un pueblo campestre y las noches que pasé sentada en escaleras de la misma manera observando gente.  pero esto jamás sería igual porque había arriba mío unas palmas que me acuerdan a el cairo y también las quiero para mi jardín.

visitamos una cripta y la torre más alta de la ciudad arriba de una iglesia.  desde ahi se veía circunferentemente toda cádiz y sus millones de otras iglesias. nosotros aún en lsd, nos disfrutamos todas las vistas como buenos católico-cristianos que somos.  uno de los techos estaba pintado en patrón de vaca, y recién me han dicho que ahí es que vive ben y jerry.  eeeembusteeee! salimos de la torre haciendo el pasito loco de bajar cuestas.  dimos una vuelta por un paseo que borda la ciudad que me acordó mucho al paseo de la princesa que le dá la vuelta al viejo san juan. sentarse a disfrutar las vistas y conversar se convirtió en un deporte diario que todavía quisiera practicar.  la suma de todos estos momentos me ha dejado con la cabeza un poco más clara en referente a lo que soy.  aún no empezaba a decidir lo que quería (o no quería) para mi vida. sería la nueva chica bond.

volvimos a la playa en barbate que estaba siempre fría y le enseñé unas cuantas posiciones de yoga a miquel, quien aún no posee los mad skillz que tenemos los gatos en cuanto a flexibilidad, estabilidad y balance. ¡pero algún día!  muy cerca había un cementerio de anclas enormes que también me llevaría para el patio de mi casa.  exploramos caminos hasta los acantilados y ya me sentía más confianzuda como para cuestionarle cosas al ninja en training.  despues de unas cuantas vistas desgarradoras de alma más, corrimos hasta el carro.  ¡qué maratón! bajo el incandescente sol esquivamos turistas/científicos, perdiendo el camino que se hizo más largo.  no tengo quejas porque ese día el ejercicio me hizo recobrar el ánimo que había perdido por cuestiones ineviables de mi debilidad.

creo que me tocó cocinar.  obviamente hice papitas punki, que resultaron ser muy picantes en comparación con la dieta mediterránea de mique.  también tienen el chorizo que tan intolerante le resulta al eccéntrico éste; pero él sabía que si no se lo comía, yo podía llegar a matarle.










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